Un estudio publicado el 19 de junio en eLife, reveló un mecanismo biológico único para mantener la presión y composición del fluido del saco endolinfático, un cavidad llena de líquido conectada al resto del oído interno por un conducto largo y delgado. Los resultados del estudio pueden ayudar en el tratamiento de trastornos que afectan al oído interno, como la enfermedad de Meniere, una afección relativamente común caracterizada por vértigo, pérdida de audición y tinnitus o acúfenos.
Recordemos:
- En el oído interno distinguimos un laberinto óseo, y otro membranoso formado por unas estructuras membranosas conectadas entre sí, alojadas dentro del laberinto óseo.
- Las estructuras del laberinto membranoso contienen un líquido llamado endolinfa , y entre ambos laberintos queda contenida otra sustancia llamada perilinfa.
- El oído interno es la parte esencial del órgano de la audición (la cóclea), pero también se aloja el órgano periférico del sentido del equilibrio, situado en el laberinto posterior (conductos semicirculares, utrículo y sáculo)
En el laberinto membranoso encontramos:
- un laberinto posterior del que forman parte el vestibulo membranoso constituido por el utrículo y el sáculo,
- los conductos semicirculares membranosos
- y un laberinto anterior constituido por la cóclea.
El utrículo y el sáculo son dos vesículas llenas de endolinfa. En el utrículo se abren los canales semicirculares membranosos. El sáculo está unido a la cóclea por un conducto. El utrículo y el sáculo están comunicados entre sí por el conducto endolinfático.
Conducto endolinfático son dos pequeños conductos del utrículo y sáculo que se dirigen hacia atrás y arriba, y se unen dando lugar a este conducto.
Todas las estructuras del laberinto membranoso están unidas entre sí, y están repletas de endolinfa.
La superficie superior del sáculo está en contacto con la inferior del utrículo. En su parte posterior se origina el conducto endolinfático que se dirige hacia dentro y hacia abajo a lo largo del acueducto del vestíbulo para finalizar en el saco endolinfático.
una válvula de presión
Investigadores de la Escuela Médica de Harvard, Ian Swinbourne y Sean Megason, determinaron que el saco endolinfático actúa como una válvula de presión y está formado por una delgada barrera de proyecciones celulares que se abre y se cierra para regular la liberación de líquido desde el interior del oído interno.
Observaron por primera vez este fenómeno mientras realizaban un estudio del oído interno del pez cebra. Notaron que una pequeña estructura en el oído interno latía como un reloj, inflándose y desinflándose una y otra vez.
Swinburne y Megason han continuado sus estudios para comprender mejor la función de esa estructura misteriosa observándola en acción. Con la colaboración de los principales laboratorios del mundo, reconstruyeron diferentes vistas del saco endolinfático hasta que surgió una imagen clara.
Os dejamos el enlace del artículo donde podéis observar las imágenes: Safety Valve
Además de mejorar el tratamiento de las afecciones del oído interno, sus resultados podrían ayudar a los investigadores a estudiar el control de la presión en otros órganos, como los ojos y los riñones, que también tienen cavidades llenas de líquido.
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