Actualización en el 2020 de la Comisión Lancet (2017) subraya la importancia de que los profesionales de la salud auditiva y médica trabajen juntos para abordar los factores de riesgo modificables que afectan a las personas a lo largo de sus vidas, para ayudar a retrasar o incluso prevenir la aparición de la demencia .
La Comisión Lancet de 2020 sobre prevención, intervención y atención de la demencia identificó 12 factores de riesgo potencialmente modificables para la demencia. Los factores de riesgo incluyen:
- menor educación
- hipertensión,
- discapacidad auditiva
- tabaquismo
- obesidad
- depresión
- inactividad física
- diabetes
- escaso contacto social
- consumo excesivo de alcohol
- traumatismo craneoencefálico
- contaminación del aire.
El informe estima que la modificación de estos factores de riesgo podría prevenir o retrasar el 40% de los casos de demencia en todo el mundo.
La discapacidad auditiva es el factor que más contribuye al modelo de reducción de riesgos de la Comisión y representa el 20,5% (8,2 puntos) de la causas modificables. Si bien se cree que la privación sensorial es una de las vías mediadoras entre la pérdida auditiva y el deterioro cognitivo, no se ha establecido definitivamente ni la causalidad ni la reversión. Sin embargo, como estrategia para promover políticas y prácticas que apoyen la reducción de los factores de riesgo, la Comisión justificó con evidencia una relación causal y recomienda explícitamente el uso de audífonos para prevenir, ralentizar la progresión o revertir el deterioro cognitivo.
"La discapacidad auditiva es el factor que más contribuye en el modelo de reducción de riesgos de la Comisión, y representa el 20,5% (8,2 puntos) de los riesgos modificables"
Además de identificar la pérdida auditiva como un importante factor de riesgo modificable para la demencia, el modelo de la Comisión refuerza la importancia de un enfoque coordinado de la atención al paciente. Al menos otros cuatro factores de riesgo en el informe están fuertemente asociados con la pérdida auditiva y potencialmente mediados por la privación sensorial.
Éstas incluyen:
- Depresión: Deal, et al utilizaron datos de reclamaciones administrativas para mostrar que la pérdida auditiva se asoció de forma independiente con un riesgo 3,2 veces mayor de depresión en adultos de 50 años o más, en un periodo de 10 años.
- Bajo contacto social: una revisión sistemática de cinco estudios transversales de aislamiento social encontró que los adultos mayores con pérdida auditiva tenían más probabilidades de estar socialmente aislados y las mujeres de 60 a 69 años tenían 3,5 veces más riesgo.
- Lesión cerebral traumática (TBI): las caídas son la principal causa de lesión cerebral traumática y causan el 81% de las visitas a la sala de emergencias relacionadas con TBI en adultos de 65 años o más. Lin, et al encontraron que las personas con una pérdida auditiva de 25 decibelios tenían casi tres veces más probabilidades de tener un historial de caídas, y cada 10 decibelios adicionales de pérdida auditiva aumentaban las posibilidades de caer en 1,4 veces.
- Inactividad física: en comparación con aquellos con audición normal, las personas con discapacidad auditiva moderada o mayor tenían un 59% más de probabilidades de tener niveles más bajos de actividad física autoinformada y un 70% más de probabilidades de tener niveles más bajos de actividad física medida con acelerómetro.
En conjunto, estos cuatro factores de riesgo representan el 31% (12,4 puntos) del riesgo modificable, y al menos una parte de este riesgo adicional se soluciona cuando se trata la pérdida auditiva (Figura 2).
Si bien los especialistas de atención primaria suelen ser los primeros en percibir a los pacientes con problemas sociales y de salud mental, inestabilidad motora, riesgo de caídas, inactividad física y otros síntomas y factores de riesgo, con poca frecuencia sospechan de la pérdida de audición.
Por el contrario, los audiólogos pueden tener conocimientos sobre los desafíos tempranos de los pacientes con la cognición, la comunicación y problemas de equilibrio , pero rara vez toman medidas para coordinar la evaluación médica de seguimiento con el médico de atención primaria.
La Comisión Lancet 2020 es una llamada a la acción para que los profesionales médicos y los audiólogos diseñen e implementen procesos integrados y bidireccionales de derivación y atención para disminuir el riesgo de demencia.
The Lancet comenzó como una revista médica general semanal internacional e independiente fundada en 1823 por Thomas Wakley. Desde su primer número (5 de octubre de 1823), la revista se ha esforzado por hacer que la ciencia esté ampliamente disponible para que la medicina pueda servir, transformar la sociedad y tener un impacto positivo en la vida de las personas.
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